La impulsividad, mayormente, es un rasgo común en los niños, quienes frecuentemente hacen o dicen cosas sin poder evitarlo. De esta forma, suelen ser imprudentes y dicen cosas en momentos inadecuados o hacen otras que pueden perjudicarlos, sin darse cuenta, por lo que es fundamental ayudarles a manejar la impulsividad durante la infancia.
Algunas señales de conducta impulsiva pueden ser que el pequeño interrumpa las conversaciones de otras personas o interrumpa a quien le habla o asuma riesgos físicos frecuentemente.
En ocasiones, puede deberse a inmadurez o simple imprudencia, pero en otras, la causa puede encontrarse en el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Cuando es éste el caso, es necesario prestarle al niño la debida atención de la mano de un especialista.
En este artículo, se mencionarán algunos tips para ayudar a los niños a controlar su impulsividad para crezcan sanamente.
Aquí encontrarás
¿Cómo afecta la impulsividad al desarrollo?
El comportamiento impulsivo, que no se canaliza adecuadamente, puede afectar negativamente el desarrollo del niño a medida que va aproximándose a edades más avanzadas. Algunas de las consecuencias de un comportamiento impulsivo son:
- Comportarse dando la impresión de ser alguien de menor edad, de manera que pueden observarse conductas que deberían haber desaparecido hace tiempo.
- Provocar problemas para que el pequeño interactúe con los demás.
- Presentar conductas agresivas que ocasione el distanciamiento de otros compañeros en la escuela.
- Afectar negativamente el rendimiento académico, ya que la conducta impulsiva, frecuentemente, está relacionada a déficit de atención (TDAH).
- Presentar conductas adictivas como consumo de drogas y/o promiscuidad prematura.
- Padecer de una baja autoestima, ya que los niños impulsivos frecuentemente sienten que no pueden evitar comportarse de esa forma. Si quieres aprender a mejorar la autoestima durante la infancia, puedes leer nuestro artículo en el que abordamos dicho tema.
- Arriesgar su integridad física, ya que frecuentemente hacen cosas arriesgadas sin pensar en las consecuencias.
- Presentar dificultades para seguir instrucciones o esperar su turno.
- Resistirse y oponerse frecuentemente a las figuras de autoridad.
Finalmente, si el niño no recibe ayuda para controlar sus impulsos y no sabe manejar la impulsividad durante la infancia, puede llegar a la edad adulta presentando problemas emocionales y dificultad para lograr objetivos, como tener una carrera profesional, un trabajo estable o una familia relativamente funcional.
La importancia de trabajar el autocontrol
Primeramente, se debe entender qué es el autocontrol, el cual se define como aquella capacidad de los niños de poder dominar sus emociones, sentimientos, pensamientos y acciones.
Cuando un individuo en edad infantil es capaz de tener autocontrol, conseguirá tener un mejor manejo de cualquier situación y conseguirá que ésta sea más beneficiosa, tanto para él, como para el resto de los involucrados.
Controlar una situación significa mantenerse en calma o concentrado, para poder llevar a cabo una toma de decisiones acertada. De ahí la importancia de desarrollar el autocontrol desde muy temprana edad. Existen multitud de formas de trabajar esta competencia, como por ejemplo a través de cuentos.
Muchos psicólogos aseguran que el autocontrol guarda una relación estrecha con el desarrollo de la inteligencia emocional. Por lo tanto, los padres, están llamados a contribuir activamente con la apropiada educación emocional de sus hijos.
Los estudios realizados por Walter Mischel de la Universidad de Columbia pusieron en evidencia una vinculación clara y directa entre el autocontrol y una alta inteligencia emocional.
La capacidad de controlar los impulsos a partir de los 4 años de edad influye directamente en la conducta social y emocional del individuo en su edad adulta.
De esta forma, al llegar a la madurez, tienen mejor aptitud para el aprendizaje, son más responsables, manejan con facilidad las frustraciones y tienen buenas habilidades sociales. En otras palabras, están positivamente predispuestos a alcanzar una vida exitosa.
Tips para manejar la impulsividad durante la infancia
Después de todo, la buena noticia es que la capacidad para controlar los impulsos es algo que se puede aprender y, por tanto, también se puede enseñar. Ningún ser humano cuenta con esta capacidad de forma innata.
Es fundamental inducir a los niños a que controlen sus emociones sin recurrir a represiones y hacerlo, más bien, de una forma consciente y constructiva que es más saludable.
Aquí se dan algunas recomendaciones para conseguirlo:
Enseñar al niño a controlar la ira
Los problemas de conducta están muy relacionados con el hecho de tener poca tolerancia a la frustración. Es elemental enseñar a los hijos a tranquilizarse cuando se molestan.
Algunas estrategias como el tiempo fuera pueden ser muy efectivas para que el niño aprenda a calmarse antes de realizar alguna acción.
Enseñar a mirar hacia adentro
Resulta básico para que el niño consiga controlar sus impulsos que tenga la capacidad para distinguir los sentimientos de los comportamientos.
Es decir, debe ser capaz de comprender que es natural sentir enojo, pero que no es correcto reaccionar violentamente o agredir a otros, así como romper o dañar las cosas.
Dar un buen ejemplo
La forma en la que mejor aprenden los niños es con el ejemplo de sus padres y adultos que conforman su entorno.
Resulta muy útil que los padres, además de comportarse adecuadamente ante ciertas situaciones, expliquen a sus hijos los recursos y herramientas que aplican para controlar sus impulsos y emociones.
La comprensión, por parte del niño, mejora si esto se explica a través de un ejemplo que implique alguna situación que haya experimentado el pequeño de forma reciente.
Enseñar la escucha activa
Ocurre, con frecuencia, que los niños impulsivos actúen antes de haber escuchado instrucciones atentamente y en su totalidad.
Es elemental que los pequeños aprendan a escuchar todo lo que los padres o adultos tienen que decir, antes de que ellos comiencen a actuar.
También resulta una buena práctica que, después de haber dado las instrucciones, el chico las repita para constatar que las ha escuchado todas y las ha comprendido bien.
Promover el ejercicio físico
La actividad física es un excelente aliado para drenar las emociones y controlar los impulsos. Si se puede practicar moderadamente y al aire libre, resulta mucho más gratificante y beneficiosa.
Los deportes y juegos lúdicos propician la competición, cosa que puede tener un efecto muy positivo. Sin embargo, para que esto sea así, debe llevarse de forma controlada, con la debida supervisión y respetando el principio de no violencia en los deportes.
Debe promoverse la buena relación de todos los participantes y la resolución de los problemas sin caer en conflictos.
Orientar a los niños para que resuelvan problemas
Los padres deben enseñar a sus hijos a detectar los problemas que se les presentan. Asimismo, deben enseñarles a aplicar la lógica, ser constantes y meditar acerca de las diferentes opciones viables.
Un niño con capacidad de análisis y toma de decisiones difícilmente reaccionará de forma impulsiva.
Establecer y mantener reglas claras
Es importante que los niños sepan, exactamente, qué es lo que se espera de ellos. Cuando el pequeño sabe exactamente lo que tiene que hacer, tomará mejores decisiones. Por otra parte, evitará romper las reglas para no sufrir las consecuencias. Para alcanzar esto, es necesario trabajar y potenciar la comunicación con la infancia.
Aprender a controlar los impulsos es algo que, necesariamente, debe venir del hogar en primer lugar. El papel de los padres en la educación y orientación de sus hijos es fundamental para hacer de ellos adultos responsables, emocionalmente estables y exitosos.
Si los padres se sienten desorientados o poco efectivos ante un niño impulsivo, no deben dudar en pedir ayuda a un profesional del área como un psicoterapeuta, un psiquiatra o un neurólogo, cualquiera de ellos especializados en pediatría.
Esperamos que esté artículo te sea de gran ayuda para comenzar a trabajar y seguir estas pautas con tus hijos, sobrinos o alumnos, brindádoles la posibilidad de desarrollar su autocontrol y otorgarles la capacidad de manejar la impulsividad durante la infancia.